sábado, 27 de febrero de 2010

Edición 959

Es curioso observar que nuestro gobierno, lejos de cuidar a la ciudadanía que le otorga el poder, pareciera que quiere exterminarla. Nuestros gobiernos, desde que tengo uso de razón, nunca nos han ayudado en nada. O bueno, en casi nada, porque en ocasiones nos dan migajas de miseria para callarnos la boca.

El debate real no es si la chica maravilla es fraudulenta o no, ni si ha hecho mucho o poco. La verdad, no hay debate alguno. Aquellos escasos políticos que sí hacen bien su trabajo según los estadistas, son los que dan ayudas mínimas de lo que en realidad podrían. Y de ahí, hacia abajo en calidad.

Si nos ponemos a pensar en alguien que gana arriba de los 50 mil mensuales; tiene casa, coche y vida de lujo; en muchos lugares consigue fiado o créditos por su puesto que tiene; y encima, puede administrar apoyos por millones de pesos (lo cual no lo exime de conseguir uno para sus propias causas); entonces nos daremos cuenta que hasta los mejores políticos, no pasan de ser mediocres ayudas a la gente. Sin embargo, todavía la clase política, en su mayoría, roba, se excede, miente y defrauda a su pueblo.

El aumento al pasaje, es otra razón más por la cual, todo esto resulta deprimente y desgastante.



jueves, 18 de febrero de 2010

Edición 958

El eterno distribuidor vial… tan largo en terminarse como la cuaresma (o más); tan remoto como el campeonato mundial para nuestra pobre selección. Deberían dejarlo así como "el monumento a las promesas rotas y la burocracia infinita". Por los gobiernos de los gobiernos, amén.

¿De qué nos extrañamos si siempre es lo mismo? Bueno, se extrañan los jóvenes, porque los viejos ya estamos acostumbrados a estas zarandajas de papá gobierno. La lateral de la autopista fue un lío de años y meses cuando se estableció. La ampliación de lechería, un caos de muchísimo tiempo (incluso inaugurada antes terminarse: ¡%&#$ Salinas!). Así, tantas y tantas obras, tantísimos recuerdos, y nuestros impuestos siempre a sus bolsillos.

¡Y luego piden que sigamos creyendo en ellos! Recientemente, en ella. Válgame Dios.



viernes, 12 de febrero de 2010

Edición 957

Dicen que la unión hace la fuerza. Y al menos en este periódico hemos aprendido y visto que en verdad es así. Entre todos salimos adelante y cada día somos el medio publicitario más fuerte y efectivo de la zona. Ahora sabrán a qué viene esto…

En esta ocasión, me corresponde recomendarles que escuchen el programa de radio de Omar Tapia en su nuevo horario de los lunes a las 8 de la noche (hasta las 9), por el 560 de amplitud modulada (ó am.). Igualmente en radiofactory.com.mx a esa misma hora pero por internet. O en nuestra página en su sección de podcast www.aquicuautitlanizcalli.blogspot.com si, por alguna razón, no pueden en ese horario o, incluso, si quieren bajar el programa para escucharlo cuando gusten.




domingo, 7 de febrero de 2010

Edición 956

Dejemos algo en claro antes que nada: no me burlo ni trivializo lo acontecido a Salvador Cabañas, y aunque no simpatizo con su equipo de fútbol, eso no me quita el lamentar lo ocurrido como las demás personas.

El cartón de esta semana, más bien puntualiza mi opinión al respecto: por un lado, la inseguridad nacional llega al grado de tocar vidas públicas y también personales; gente de la política tanto como de ámbitos artísticos o deportivos. En fin, ya nadie estamos exentos: es algo que resulta preocupante.

Pero por otro lado: sí, lo que quieran con la seguridad, qué malo fue el resultado, cómo pudo ocurrir tal cosa… pero más allá de todo esto, ¿qué demonios hacía un futbolista (entendámonos: un "deportista" en el amplio sentido de la palabra: alguien sano y sin vicios drásticos), en un bar a tales horas de la madrugada? Los testigos y gente que ha declarado alrededor de lo acontecido, coincide: el estado del americanista, no era del todo sobrio. Y en ese lugar y momento, dejan mucho que desear de una persona dedicada al deporte.

Estoy de acuerdo también que no por una mala conducta merecía que le sucediera esto, pero el refrán, al fin y al cabo, lo dice muy claro: "si no quieres ahogarte, del río debes apartarte". Eso es definitivo.