jueves, 18 de febrero de 2010

Edición 958

El eterno distribuidor vial… tan largo en terminarse como la cuaresma (o más); tan remoto como el campeonato mundial para nuestra pobre selección. Deberían dejarlo así como "el monumento a las promesas rotas y la burocracia infinita". Por los gobiernos de los gobiernos, amén.

¿De qué nos extrañamos si siempre es lo mismo? Bueno, se extrañan los jóvenes, porque los viejos ya estamos acostumbrados a estas zarandajas de papá gobierno. La lateral de la autopista fue un lío de años y meses cuando se estableció. La ampliación de lechería, un caos de muchísimo tiempo (incluso inaugurada antes terminarse: ¡%&#$ Salinas!). Así, tantas y tantas obras, tantísimos recuerdos, y nuestros impuestos siempre a sus bolsillos.

¡Y luego piden que sigamos creyendo en ellos! Recientemente, en ella. Válgame Dios.



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