jueves, 26 de noviembre de 2009

Edición 948

¡Es que con tanta tranza, uno ya no sabe! Puede ser que eso de no traer placas se deba a un simple trámite vehicular, algo que en unos días va a pasar y quizá no tanta gente lo haya notado para después. Pero es que con tantos hechos irregulares, tantas promesas incumplidas y unos primeros 100 días de gobierno para llorar, lo primero que se viene a la cabeza es un acuerdo chueco con el municipio.

¿Pueden creerlo? ¡Ya van cien días de gobierno de la chica más-que-grilla! Se han ido como el agua de manzana (por las mordidotas por todos lados). Y si apenas en 100 días ya han salido tantos incumplimientos, tantísimas aberraciones políticas, económicas y sociales, ¿qué le espera a nuestro pobre municipio con esta clase de gobernantes al frente de él?

Seguro muchos ya se están dando de topes por haberles creído. Nos queda de dos sopas: o agua y ajo (agua-ntarse y ajo-derse), o hacer denuncia tras denuncia hasta que de algún otro lado nos hagan caso y vean la clase de gobierno tan nefasto que nos cayó por acá. Porque el problema mayor es que aún le quedan 995 días más para seguir cuentéandonos.

¡Pobrecito Izcalli…!



viernes, 20 de noviembre de 2009

Edición 947

Recuerdo las primeras veces que yo salí hacia el DF solo (debía tener no más de 12 años), era la gran cosa: era ser como un adulto en chiquito; "llevarse solo", decidir uno mismo sin estar a la vera de mamá…

Les cuento esto por una curiosidad relacionada al ccartón gráfico de esta semana: en uno de mis primeros viajes para ir a comprar algo a Satélite, unos individuos se subieron al camión y nos asaltaron a todos: ahí se fue el dinero que llevaba para mis cosas. Al momento me sobresalté, pero al regresar a casa, lo pude contar como si fuera toda una aventura. ¡Qué risa!

Sin embargo, 20 años después, todo sigue igual. O peor. Creo que ahora asaltan más que antes. Y ya no se puede contar como una vivencia extraña en nuestras vidas. Mucho menos causa gracia. Es algo que pone los pelos de punta, preocupa y deja bastante nervioso… todas estas vivencias no las sentirá en su piel la chica maravilla (Alejandra Del Moral) ni nuestros políticos, esos que dicen trabajar por las necesidades de nosotros, el pueblo.

Cómo me gustaría ver sus caras si los asaltaran varias veces en un año de su vida… pero más me gustaría verlos cuando se acercaran a mi pidiendo auxilio, y yo, pudiente e insensato, sólo les prometiera que algún día les ayudaré, y nunca hacer nada. Sería cambiar papeles, sería una venganza justa. Pero sabemos que no ocurrirá. Ellos seguirán sus vidas de millonarios ciegos, lejos de las problemáticas de nosotros los jodidos, a quienes nos asaltan seguido, y a quienes nunca nos hacen caso para cambiar una situación que ya resulta insoportable.

Y luego quieren que les creamos (lo que sea) y votemos por ellos... ¡qué risa!



viernes, 13 de noviembre de 2009

Edición 946



Miguel Angel Spezzia fue el colaborador inicial de este periódico cuando inició su vida editorial. Él abrió paso para una caricatura social y política semanal en el municipio.

Existieron intentos de cartones gráficos en la "Gaceta de Cuautitlán Izcalli", publicación predecesora del AQUI, pero los dibujantes que llegamos a publicar ahí —hay que reconocerlo— no fuimos constantes. Spezzia comenzó a hacerlo en el periódico, y por andar de criticón con sus dibujos fue como se me ocurrió participar, por lo que le debo el ser parte de este gran equipo.

Tiempo después, comenzó a publicar sus "limoncitos" (personajes peludos que aconsejaban cuestiones de filosofía elemental a la gente, respecto a cómo mejorar sus vidas desde una mejor visualización de su entorno cercano —Metafísica le llaman, aunque sea una falsa metafísica). Finalmente, luego de unos años, dejó de publicar y me cedió el lugar de honor.

Él ya se ha retirado a sus aposentos divinos, donde siempre perteneció. Vaya un profundo reconocimiento a su trabajo, amistad y consejos prácticos. Fue compañero de profesión y de equipo editorial. Seguro allá en el paraiso, sus limoncitos estarán jugando con él eternamente.



viernes, 6 de noviembre de 2009

Edición 945

¡Ay, con estos gobiernos trabajadores en pro de todos nosotros!

En México siempre ha sido una tradición los gobiernos lentos para construir, derrochadores para remodelar o reconstruir, y lenguas largas a la hora de prometer. Creo que tendremos que rezar de este talante durante muuuchos meses más, hasta que terminen el dichoso distribuidor vial (por el momento, solo "desmadrador vial"). Y peor como se ve que es la chica maravilla… a los pocos meses, ya se está viendo la realidad: era la "chica mascarilla" que traía puesta para convencer a sus votantes. (O deberíamos empezar a llamarla "chica más-que-grilla" por esas denuncias que nunca ocurrieron pero qué buen alboroto armaron).

Como sea, habrá que ir consiguiendo aquel excelente libro del buen Abel Quezada, en el cual daba un ingenioso "Consejo para peatones" y así fabricarnos el "bastón salta-calles". Sólo así sobreviviremos a estas complicaciones viales.

"…el peligro consiste en romperse un hueso al caer, pero eso es preferible a que un automóvil se los rompa todos…" ("El bastón salta calles" del libro: El mejor de los mundos imposibles, Abel Quesada, 1963, Joaquín Mortiz, México).